Las cuchillas Big Ben, una review

Cuando descubrí las cuchillas Big Ben, me imaginé una fábrica inglesa con operarios en chalecos tomando té mientras afilaban acero con precisión milimétrica. Pero no, la realidad es bastante más exótica y menos predecible: estas cuchillas vienen de Egipto, de la mano de la empresa Lord, y tienen una historia que vale la pena explorar antes de meterse en cómo se sienten al deslizarse por la barba. Hoy te cuento de dónde vienen, cómo las he vivido en mi propia piel (literalmente) y qué pienso de ellas después de darles una oportunidad.

Cuchillas Big Ben: manufactura egipcia

Primero, desmontemos el mito. Big Ben no tiene nada que ver con Inglaterra más allá del nombre, que supongo eligieron porque suena cool y evoca algo sólido, confiable, como ese reloj que lleva siglos marcando el tiempo. O algo clásico. En realidad, estas cuchillas son fabricadas por Lord Co., una empresa que forma parte del Solomon Holding Group. Lord lleva casi un siglo en el juego de fabricar herramientas para cortar pelo, y no solo se quedan en su esquina del mundo: exportan a más de 75 países y emplean a unas 3,500 personas.

La marca de cuchillas Big Ben es una de las líneas que producen, y aunque no tengo datos históricos sobre cuándo empezaron a llamarla así, está claro que es un nombre que busca enganchar. La fabricación ocurre en una planta certificada con ISO 2000, lo que suena a que saben lo que hacen en términos de calidad. O por lo menos lo parece.

Las cuchillas suelen venir en versiones como “Super Stainless” o “Super Chrome”, con recubrimientos que prometen suavidad y durabilidad. Pero más allá de las especificaciones técnicas, lo que importa es cómo se portan cuando las pones en una maquinilla. Y la maquinilla elegida ha sido una Fatip de peine abierto.

Mi experiencia con las Big Ben: ásperas, pero no inútiles

Voy a ser honesto desde el principio: no seré fan de las cuchillas Big Ben. Mi opinión no es mala, pero he tenido experiencias de afeitado mucho mejores. Con una Fatip de peine abierto, me dispuse a probarlas y os narro mi experiencia.

Cuando puse una Big Ben Super Stainless en mi Fatip por primera vez, no sabía qué esperar. La saqué de su envoltorio. Que, por cierto, es de papel grueso y tiene un diseño simple con una foto del Big Ben londinense.

El ritual fue el de siempre: agua caliente, una crema de afeitar decente, y un par de minutos para ablandar la barba. Primera pasada: todo bien. La cuchilla cortó sin dramas, no se trabó ni me dio la sensación de estar arrancando pelos en lugar de afeitarlos. Hasta ahí, un aprobado sólido. Pero si que son algo ásperas.

Pero luego vino la segunda pasada. Y ahí es donde las cosas se pusieron interesantes. No creo que fuese mi técnica, pero la pasada fue aún más áspera. Una pasada limpia, pero áspera. No es que raspara como una lija, pero era como si la cuchilla quisiera recordarme que estaba ahí, trabajando, pero sin mucha delicadeza. Terminé el afeitado con la cara suave, sí, pero con una ligera sensación de “algo no fue tan fluido como esperaba”.

Probé un par de veces más para no juzgarla a la ligera. En el segundo intento ajusté el ángulo y fui más suave con la presión, porque a veces el problema no es la cuchilla, soy yo siendo un bruto. Mejoró un poco: menos tirones, pero esa aspereza seguía presente. No me corté ni me dejó la piel irritada, lo cual es un punto a favor. Pero tampoco fue esa experiencia de “piel de bebé” que algunos prometen con otras marcas.

El filo, sin embargo, no está mal. Cortaba bien, incluso en zonas complicadas como el mentón, donde mi barba se pone rebelde. No es una cuchilla roma ni mucho menos; tiene potencia, pero le falta fineza.


Cuchillas Lord, para un señor(egipcio)

o

Treet Platinum


Lo bueno, lo no tan bueno y el precio

Vamos al grano con la opinión sobre las cuchillas Big Ben. ¿Qué tienen de bueno estas cuchillas? Primero, cortan. Puede sonar obvio, pero hay cada cosa por ahí que parece más un cuchillo de mantequilla que una cuchilla de afeitar. Las Big Ben tienen un filo decente, suficiente para un afeitado limpio si no eres de los que buscan perfección quirúrgica. Segundo, no irritan tanto como esperaba. Mucho mejores que las Shark Chrome en mi experiencia.

¿Lo no tan bueno? Esa aspereza que mencioné. No es un defecto fatal, pero si buscas una experiencia suave y sedosa, hay opciones mejores. También diría que no son las más consistentes: algunos reportan que duran más o que son más suaves, lo que me hace pensar que la calidad puede variar de lote a lote. Y, bueno, el nombre engaña un poco. No son británicas, no tienen ese aire de sofisticación que uno podría imaginar. Son más bien un producto humilde, sin pretensiones, que hace el trabajo sin alardes.

Valoración final: un aprobado con peros

Entonces, ¿qué pienso de las Big Ben después de darles una vuelta? Les doy un aprobado, un 6.5 o 7 sobre 10, dependiendo del día. Son cuchillas decentes para el precio, ideales si estás empezando con el afeitado clásico y no quieres gastar mucho mientras aprendes. También son una opción sólida si tienes piel sensible y las cuchillas ultraafiladas como las Feather te hacen sufrir. Pero si ya tienes algo de experiencia y buscas ese afeitado perfecto, suave como mantequilla y sin tirones, probablemente quieras mirar hacia otro lado.

¿Las volvería a comprar?

Más bien, las recomendaría, aunque no son las cuchillas ideales para mi. Hay opciones mejores. Aunque cada barba es un mundo y no se puede descartar que sean muy buenas cuchillas para otros usuarios.

Últimas entradas

Deja un comentario

Este sitio web utiliza cookies, si continuas navegando, entendemos que aceptas su utilización    Política de Cookies
Privacidad