Treet Platinum, una experiencia

Hablaremos de las Treet Platinum y de mi experiencia con ella de forma poética. Imagina esto: estás frente al espejo, con la cara llena de espuma, sosteniendo tu maquinilla como si fueras un caballero medieval a punto de enfrentarse a un dragón… pero el dragón es tu barba rebelde de tres días. ¿Qué necesitas? Una espada digna, o más bien, una cuchilla que no te deje sangrando como extra de película de terror. Aquí entran las Treet Platinum, las humildes pero valientes compañeras de afeitado que llegan desde Pakistán para salvarte el día (y la cara). No son las más famosas ni las más pretenciosas, pero tienen ese encanto que te hace querer darles una oportunidad.

Introducción a la marca, origen y rango de precio

La marca: Treet, el dueño del kebab de las cuchillas

Treet no es precisamente el nombre que gritas desde los tejados cuando piensas en afeitado tradicional. No tiene el glamour de Feather ni la historia épica de Gillette, pero lo que le falta en fama lo compensa con carácter. Treet es una marca de Treet Corporation, una empresa pakistaní que lleva desde 1953 fabricando desde cuchillas hasta motos (sí, motos). Fundada por Syed Wajid Ali, un empresario con visión, la compañía se ha especializado en productos prácticos y asequibles, y las cuchillas de doble filo son su joya más conocida en el mundo del afeitado húmedo. Las Treet Platinum, en particular, son las estrellas de su línea de doble filo (DE), diseñadas para ofrecer un equilibrio entre suavidad y eficacia sin hacerte vender un riñón para pagarlas.

Origen: Pakistán, la tierra del acero valiente

A diferencia de las cuchillas japonesas o alemanas que parecen venir de laboratorios futuristas, las Treet Platinum nacen en Pakistán, un país con una industria manufacturera robusta y un talento para hacer mucho con poco. En sus fábricas de Lahore, Treet Corporation transforma bobinas de acero inoxidable en pequeñas maravillas cortantes. El proceso no es un misterio de alta tecnología: acero de calidad, un baño de platino y cromo para darles suavidad y durabilidad, y un afilado preciso que las hace listas para la acción. No esperes una historia de samuráis forjando katanas; esto es más bien un esfuerzo práctico y directo, con un resultado que dice: “Hago mi trabajo, y lo hago bien”. Como el kebab de abajo.

Rango de precio: Afeitado de lujo a precio de amigo

Si hay algo que hace brillar a las Treet Platinum es su precio. En un mundo donde algunas cuchillas premium te cuestan tanto como un café artesanal, estas pequeñas pakistaníes son un alivio para el bolsillo. Dependiendo de dónde las compres (Amazon, tiendas especializadas u otros), el precio suele rondar los 13-15 euros. ¿El secreto? Son 200 cuchillas. Que se dice rápido.


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Experiencia de uso

Pasemos a la parte jugosa: ¿qué tal las Treet Platinum? Para este artículo, las probé con una maquinilla Merkur 34C, una combinación clásica.

Primera impresión: las Treet Platinum no son las cuchillas más afiladas del mundo. Si esperas el corte quirúrgico de una Feather, reduce tus expectativas. Pero lo que les falta en filo lo compensan con suavidad. Con una barba de dos días y un jabón decente, logré un afeitado cómodo, sin tirones ni irritación, aunque necesité un par de pasadas extra para las zonas rebeldes como el cuello.

La durabilidad es otro punto fuerte. Conseguí unas 4-5 afeitadas por cuchilla antes de que empezara a perder filo, lo cual es estándar para su rango de precio. Comparadas con las Lord Platinum, las Treet Platinum me parecieron más consistentes y un pelín más suaves.

Pero tienen el mismo problema que las Lord, algunas les salen gafadas. Y si tienes una barba densa como alambre, podrías encontrarlas un poco tímidas; aquí es donde una cuchilla como la Polsilver se agradece.

En resumen, la experiencia es como salir con un colega: no te va a sorprender con fuegos artificiales, pero siempre está ahí cuando lo necesitas, y no te pide mucho a cambio.

Conclusión: ¿Vale la pena probar las Treet Platinum?

Las Treet Platinum no son las reinas del baile en el mundo del afeitado tradicional, pero no tienen que serlo. Por el precio y lo resultonas, es una inversión buena y que no nos arruina. Vaya, que yo de vosotros las probaría. Sin pretensiones, pero las probaría.

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